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Pelusa de Ombligo

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Bien sabido es por los varones de ombligo peludo, que al paso del día y el roce de la tela con los vellos, se engendra allí una suave y tierna pelusa. Para muchas mujeres es algo asqueroso y repugnante que misteriosamente llega allí, aducen entonces que eso es el recuerdo dejado por alguna amante o que cualquier explicación de su existencia es insuficiente, desconfiar del ombligo es mejor que darle cariño.

Mitos y verdades de la pelusa de ombligo

Es cierto que:

  • Se hacen solas, uno no es tan ocioso de sentarse en su oficina a hilar porquerías y luego guardarlas en el ombligo.
  • Son de hilo con un decorado esporádico de vello púbico, el hilo por lo general, para que una pelusa sea carnudita, debe ser casi todo de algodón o lana, otras fibras sintéticas no producen pelusa.
  • Si los hábitos de higiene umbilical son pobres, la pelusa además viene con aroma a queso parmesano, jamón serrano, algarroba, orines o fríjoles.
  • En cuanto a si el desaseo le da sabor... seguramente, pueden aportar además sus experiencias saboreando pelusas de ombligo.
  • En True Lies, protagonizada por Arnold "Chuasneguer" (escríbanlo como les parezca), un sujeto que pretende ser espía para conquistar mujeres, concluye ser pelusa de ombligo. Dice "soy pelusa de ombligo" y se mea del susto, les recomiendo la película.

Es falso que:

  • Tener pelusa en el ombligo es señal de infidelidad de pareja, ¿acaso hay alguna mujeres que haga pelusitas y se las de a guardar en el ombligo de uno?
  • La ausencia de pelusa es señal de infidelidad de pareja, recuerden que no toda fibra produce pelusa, claro, si tu novia te pilló sin pelusa en la noche y usabas camiseta de algodón, hay que recurrir a argumentos distractores como "es que me requisó la policía y me dio pena, entonces me quité la pelusa en el proceso", o si se ocurre algo más convincente, mejor.
  • La pelusa en el ombligo es un síntoma ineludible de desaseo... no señor, por el contrario, mientras más pulcro sea uno, siempre y cuando tenga ombligo peludo, más fácil se forma la pelusa, pues el ombligo es como una piscinita vacía dispuesta a ser llenada con pelusas, si se tratara de un ombligo mugroso, no habría espacio para las pelusas, más bien se produciría algo así como un quiste adiposo y palpitante de pecueca umbilical... ah, y hay mujeres que también incuban pelusas en sus ombliguitos...

¿Qué utilidad le puedo dar a una pelusa de ombligo?

Bien, mucha gente cree que es un simple desecho o excreción corporal, pero no imaginan cómo desaprovechan semejante adminículo.

  • Sirve como tierno obsequio para la novia, sólo se debe agregar a la hora de entregarlo una frase como "pimpolla... esta es una semilla de ternura para ti", eso sí, que ella no vea dónde se incuban esas semillas.
  • Sirve para calar un caldito de pollo.
  • Sirve como señuelo para pesca - en serio - los peces no notan la diferencia entre un carnoso insecto y tu pelusa, es gratis... y si viene hedionda, mejor.
  • Sirve como evidencia del movimiento de todo el día, cuando más robusta la pelusa, más caminaste.
  • Sirve para estimular el epiglotis de tu compañero de clase que bosteza... directo a la garganta y seguro se le va el sueño.
  • Sirve en emergencias, por ejemplo, si tienes una uña del pie encarnada y purulenta, la pelusa se mete bajo la uña y libera un poco la presión y el dolor, ojo, aquí las pelusas hediondas son contraproducentes.
  • Una prestigiosa psicóloga recomienda la pelusa de ombligo como reemplazo a la bolita de moco, además, si te pillan amasando una pelusa, no pasarás la verguensa de tener u moco en la punta de tu dedo.
  • Permitir que tu pareja o tus hijos saquen tu pelusa del ombligo, es un gran voto de confianza y estrecha los vínculos interpersonales, eso sí, verifica primero que no hieda a queso, fríjoles, pecueca o demás, pues arriesgas perder el poco respeto que queda.
  • Hay quienes además minuciosamente se dedican a coleccionar pelusas, diariamente cosechan la suya y literalmente la envasan, hay otros más atrevidos que cosechan pelusas ajenas... y las envasan. La gracia de esta colección no es coleccionar en sí, sino dejar que los amigos que no saben el contenido del frasco exploren, destapen y huelan...