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Usuario discusión:Bartlebín

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Bienvenido seas, Bartlebín, veo que eres un usuario nuevo, por lo tanto estas son algunas cosillas que debes saber antes de comenzar tu vida frikipedil...


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Proyecto Adopción

Hola compañer@, me preguntaba si te interesaría colaborar en este proyecto, que es básicamente adoptar artículos incompletos de La Frikipedia, míralo aquí, esperando que te unas, se te agradece de entrepierna. --

Cck.gif cibercrank (mi discusión) Archivo:Soldado.gif × Consultas|saludos|tutores|quejas|puntuaciones Archivo:Sconf.gif 19:51 26 may 2008 (UTC)

Respuesta

Bueno entonces esperaré a que se te pase ese síndrome que posees, ah y también los otros que mencionas que de paso no son tan graves, yo también los padezco y llevo una vida totalmente normal. Cuando te sanes me avisas. Saludos

Cck.gif cibercrank (mi discusión) Archivo:Soldado.gif × Consultas|saludos|tutores|quejas|puntuaciones Archivo:Sconf.gif 13:13 27 may 2008 (UTC)
Sí, borraron tu artículo tortura porque no tenía gracia o sea era serio. No te preocupes a todos nos pasa en nuestro primer artículo, luego con la práctica y las malas costumbres vas mejorando la calidad de tus ediciones y tu rendimiento.
Cck.gif cibercrank (mi discusión) Archivo:Soldado.gif × Consultas|saludos|tutores|quejas|puntuaciones Archivo:Sconf.gif 12:59 28 may 2008 (UTC)

Tortura

No es por ser cotilla, pero he visto que querías una copia de un artículo tuyo llamado "Tortura" y me he tomado la libertad de buscarlo y pegar el contenido íntegro del artículo en cuestión.

{{serio}}
El fenómeno de la '''tortura''' ("tortura", en cristiano) es aquel que delimita de manera clara y definitiva la responsabilidad moral del supuesto ente llamado [[Dios]] en el [[mundo]]. Otras fuentes afirman que la tortura en realidad niega la existencia de un Dios ''bueno'' en el mundo (el [[gnosticismo]], [[Cioran]] & company), pero esto ya lo habían intuido otros más listos antes: [[San Agustín]], [[Leibniz]], [[Descartes]] y compañía. Es tan duro eso del abuso sexual a bebés, aquella tontería del [[Holocausto nazi]], el caso reciente del hijo de perra ese austríaco, Fritzl. En fin.

Una referencia: un programa reciente de la Cuatro, con el inefable [[Iker Jiménez]] al mando. El tema: la tortura histórica. Invitados: una criminóloga y un psiquiatra, joven, amable y peripuesto Gaona (que no aquí, perro malteado, incontinente santiguador de lozas). La tortura a través de los tiempos. Las más bonitas eran, por ejemplo, aquellas en que te envolvían en un pellejo semiputrefacto de buey, ya bien comido de gusanos, y luego lo cosían por los bordes para siempre, contigo dentro. O aquel otro en que te semienterraban en contacto con un cadáver (¿cara a cara, de espaldas?) y ''el propio cadáver'' iba dando buena cuenta de ti. Tampoco estaba mal, y tampoco estaba mal lo que hacían los piratas cuando atrapaban a algún capullito incauto. Una pequeña incisión en la barriga, te extraían con cuidado el intestino y te lo quemaban con una llama. Si aguantabas podías unirte a ellos, si salías corriendo, simplemente te des…, te destripabas. O lo de la rata y la cacerola ardiente, o lo del saco de gatos rabiosos, el bonito surtido de cepos y empalamientos; los orientales que te van cortando poco a poco en lonchitas, de forma que sobrevivas el mayor tiempo posible; si el verdugo se pasa y te pierden, pasa a ser él el torturado.

Ni el mismísimo [[Stephen King]] se habría atrevido a escribir historias con esos contenidos, por demasiado truculentos o fantasiosos (lo del cadáver, lo de los gusanos). Una vez más, la realidad supera a la ficción. Pero esto es anecdótico. El tema de fondo es la fruición con que la criminóloga, que a mí me parecía conocer de algo, iba ofreciendo detalles, caso tras caso: una enciclopedia andante del horror. Uno se preguntaba: por qué, por qué demonios esta delectación, y, sobre todo, por qué esas alimañas perpetraban esos actos innominables sobre otros seres humanos. ¿Eran todos inquisidores? A la tertulia de Iker y amigos ese detalle en concreto les traía al fresco. Lo entendían todo perfectamente. Iban al dato morboso. Ya no importaba el porqué, el quién, el contexto, los nombres. Sólo el cómo. Gaona aseguraba, entre cínico y desolado, una y otra vez, que todos tenemos dentro un torturador, y citaba el experimento famoso de las corrientes eléctricas (te pedían que aplicases más corriente a un pobre diablo que gritaba y suplicaba, y tú, sin pensártelo dos veces, obedecías: el 66 % en concreto de los sujetos obedecía el mandato de torturar).

Uno se imagina (o el caso de los potros, cuatro potros tirando de brazos y piernas del condenado, que resultó que era de estas personas que nacen con la piel muy elástica, muy elástica; ya del todo descoyuntado, seguía estirándose y estirándose; desmayos, gritos, vómitos entre la concurrencia; el verdugo se acerca y corta con un hacha oxidada; lo que queda de la víctima, que ha superado todos los umbrales del dolor, se yergue como puede sobre sus muñones, y espantosamente se ríe, se ríe, se ríe entre horribles estertores, pidiendo más y más), uno no se imagina. Es el poder de un ser humano sobre otro. Esa mezquina omnipotencia (en otra cadena el Sardá –después de hincharse a carne de primera con Serrat en un restaurante bonaerense, por cierto–, entrevistaba a un hijo de desaparecidos argentinos), sentirte por encima del bien y del mal.

Debe ser fácil, una vez que has cometido la primera infamia imperdonable y comprobar aliviado que no te fulmina un rayo del cielo. Esto de la tortura, que por más que queramos echar tierra sobre ello sigue siendo un hecho real y global (mismamente nosotros lo practicamos, unos más que otros, en pequeña escala casi a diario; el que esté limpio de culpa...), esto debe de estar en la raíz de todo pesimismo. Maldita raza humana. Maldita puta biología. Maldito dios de los cojones. Ya el primer deísta sabía en su fuero interno que cae por su propio peso que Dios permite tales cosas. Por eso eran tan brutos los paganos y sus mitologías, por qué si no. Pero, al parecer, nada se ganó con el cristianismo. [[ Nietzsche]] siempre anda por ahí dando por saco. He aquí un dato de psicología profunda. El [[Inconsciente]] freudiano. El hombre se hace a sí mismo a imagen de su dios. Y nadie puede negar que Dios (y la explotación imperialista del Tercer Mundo, el fenómeno de la esclavitud en sus formas modernas, la violencia de género, el maltrato y el abuso infantil, físico y psicológico, perpetrado sobre seres totalmente indefensos y que creen poder confiar en quien se lo está infligiendo: ¡diosmío!: eso sí que se las trae) permite desde su absoluta omnipotencia todos esos horrores, que siempre los ha permitido y los seguirá permitiendo; como dicen sus secuaces, ''per saecula saeculorum''.

Lógico. La tortura constituye el centro neurálgico de esa creencia. La Cruz, el verdadero meollo, el sentido del [[cristianismo]], como símbolo y como verdad, da buena prueba de ello. Dios nos dio buen ejemplo ofreciendo a la tortura a su propio hijo, sólo a cambio (siempre ese componente mercantilista de origen judío), sólo a cambio de  un ''bien mejor'' (ya había pedido en holocausto su hijo a uno de sus grandes patriarcas, y sólo detuvo la homicida mano porque su omnisciencia no podía ignorar que todas las cámaras y objetivos de la historia estarían fijos en Él, ¿eh?, que si no...).

Si uno quiere erradicar la tortura, antes debe interpelar a fondo a ese Dios y a sus supuestos actos. ¿Qué podría justificar horrores semejantes? Horrores cuya omnisciencia conoce, cuya omnipotencia posibilita y cuya ubicuidad contempla aparentemente con morbosa delectación (en caso contrario, habría parado la ejecución de judíos en el tercero o cuarto gaseado -psché, un descuido-, no dejando de ninguna manera que la cifra alcanzase los 6.000.000).

Desgraciadamente, yo soy eso. Lo mismo que tengo grabada a fuego en mi conformación antropológica la imagen de la lúbrica mujer desnuda, y la crueldad (en origen, simple mecanismo de supervivencia), mis otras esencias carnívoras que acompañan a la ya citada y que tanto se le parecen. Y los dioses que yo conozco simplemente no entran en ello, ni para premiarlo ni para censurarlo. No es hipocresía lo de los católicos, no es doble moral: es mera consecuencia, lógica interna, sumisión. No somos más que eso. Eros y tánatos, ¿no?

Aunque no lo parezca, ahí va todo el artículo de marras. Copia y pégalo en el word (por ejemplo) y ya verás. Son veinte leros ¡Paz!--Yo con una tormenta de fondoFrikiman (Manda una señal en el cielo) 18:18 29 may 2008 (UTC)